
Se fue el verano 21/22 y en el sillón del otoño pueden balancearse algunas consideraciones que bien pueden colocar a Viedma a la vanguardia de un hecho singular.
Con las primeras aperturas permitidas, los gobiernos comunales de la región rápidamente organizaron sus festejos tradicionales, algunos locales, otros provinciales y pocos nacionales.
Temores, preámbulos y dudas fueron quedando atrás ya que todos, organizadores y productores, supieron de inmediato que se estaba ante públicos ávidos de salidas, diversión y contacto después de casi dos años de ostracismo e inseguridad.
La región supo entonces y sabe por estos días de Fiestas populares de todo tipo y orígen: la del Ajo; la del Tomate; la Soberanía; el Acampante; el Río; el Golfo y cuanta excusa válida se ancla en historias, economías y costumbres regionales.
Y en ese concierto no cabe duda que a priori es Viedma quien cosecha los mayores y mejores aplausos.
La magnitud lograda y el carácter gratuito, libre y popular de los eventos le otorgan a la administración Pesatti un plus indiscutible a la hora del balance.
Viedma recuperó dos emblemas de su histórico potencial: la Fiesta del Mar y el Acampante (de carácter nacional por declaración del congreso federal) y la del Río, provincial por ley del unicameral parlamento de Río Negro.
Aquel atisbo del 2020 previo a la Pandemia, tuvo en este 2022 una matriz sensacional, coronada con un éxito inigualable, tanto en cantidad de espectadores como-muy partcularmente- su gratuidad.
Ninguna otra Fiesta en la cercanía regional abrió predios en forma total y general.
Todos lo hicieron reservando espacios a manera de plateas preferenciales con tíckets de entre 1200 a 1500 pesos por persona.
Viedma no.
Como le señaló un alto funcionario del municipio de la capital rionegrina a este medio, “desde un primer momento con el intendente Pesatti entendimos que le debíamos a Viedma y su gente eventos que permitieran el intercambio, el encuentro y la participación”.
Los números también hablan por si solos.
Una ajustada organización, con búsqueda de sponsors y patrocinadores nacionales que aseguran los costos más altos, y una distribución ejemplar de puestos, alternativas y propuestas.
Y cada expositor, artesano o gastronómico, sabe mejor que nadie los resultados de las Fiestas del Mar y del Río.
Por décadas los viedmenses, nativos o adoptivos, acuñaron la frase de “por qué Las Grutas o por qué Patagones tienen fiestas tan importantes y nosotros no?!”
La retórica ha mudado y por este tiempo suele escucharse “por qué Viedma puede generar Fistas populares, masivas y con artistas de renombre con entrada totalmente libre y gratuita”.
El interrogante es en si mismo todo un elogio.