Dicen que la señora eterna siempre cumple su cometido.
Inexorable, impiadoso e imposible de detener.
Dicen que está vez anda triste la señora…
Que detrás de sus harapos negros y pómulos huesudos no pude disimular su indignación.
Parece que anduvo por Stroeder la señora…
Y creyó que, como casi siempre, su mandato se cumplía y listo…a seguir de recorrida.
Pero, vaya paradoja, no pudo reponer combustible.
Un pueblo entero salió a desmentirla.
De esta vida se van los que no hicieron nada; los que no dieron nada a cambio de nada.
Así que enseguida desmintieron a la señora desde el Club San Lorenzo; desde “el Colegio de los curas”, desde el Club de Servicios o el Centro de Jubilados…
La desmintieron los chacareros y ganaderos que supieron de su aguante.
Las pibas y pibes que se iluminaron con su sonrisa; las Comisiones de todo tipo que recibieron su mano generosa y hasta las amistades de sus amigos.
Un padre ejemplar; un tío sin igual, un hermano leal.
Daniel Fimpel se llama el escollo a la señora de ocres perfumes
La Señora no pudo con tanto, porque de este mundo sólo se van los que no dejan nada.
Mirta, su esposa, Betiana y Pablo, sus hijos, y cada nieto, tienen sobrados motivos para vencer con amor la pérdida de tan preciada persona.
Hubo cientos de mensajes en este fenómeno raro de las redes sociales que invitan a leer lo que genera ser un buen tipo.
Y hubo un hermano que recitó un Martín Fierro a su estilo: “Ayudando he de Morir; Ayudando me han de enterrar y Ayudando he de llegar al pie del Eterno Padre; desde el vientre de mi Madre vine a este mundo a Ayudar “.
Chau Daniel…
Chau “Cabezón”…
Y gracias por ganarle a la Señora de harapos negros y pómulos blancos.
Al menos ahora se sabe que ni ella es invencible.